Diageo y Nestlé evalúan costos reales del agua que utilizan para lograr un futuro sustentable.

A medida que aumenta el costo de las compañías en una época de inflación, el precio del agua podría parecer una sorprendente área para prestar atención: las tarifas del agua han sido históricamente tan bajas que “casi son como una especie de ruido en los informes de pérdidas y ganancias de las empresas”, de acuerdo con Cate Lamb, directora global de seguridad del agua del CDP, la organización mundial sin fines de lucro que opera la plataforma de divulgación para que las empresas informen y compartan información sobre su desempeño ambiental.

Sin embargo, dado que el cambio climático está exacerbando la escasez de agua y las inundaciones, las empresas le dan una mayor prioridad al agua y sus costos asociados. Ajustan la forma de contabilizar la materia prima y, en algunos casos, incluso desarrollan mecanismos internos para fijar un precio. Diageo – el productor del vodka Smirnoff, el whisky Johnnie Walker y la cerveza Guinness— estableció desde 2016 objetivos de reposición de agua para cada uno de los mercados nacionales donde opera y le exige a las unidades locales que inviertan de sus presupuestos principales para alcanzar estos objetivos para 2030. 

Michael Alexander, director global de medio ambiente del grupo de bebidas, dice que “en el pasado, muchos de nuestros compañeros tenían grandes fundaciones que utilizaban para hacer grandes donaciones filantrópicas. Pero este enfoque es diferente: todo se paga con los resultados (pérdidas y ganancias) de los mercados individuales”. 

“Tienen un objetivo que alcanzar y, si no lo alcanzan, tienen que invertir”, añade el directivo de Diageo. 

Parte del proceso, dice Michael Alexander, implica tener en cuenta todos los costos relacionados con el tratamiento, el transporte y el vertido del agua, en lugar de limitarse a la tarifa que se cobra localmente por el acceso al líquido.  Sin embargo, el enfoque de Diageo con respecto al agua también intenta abordar riesgos más amplios para la empresa, desde la disponibilidad de la materia prima para sus propios productos —donde el agua es el principal ingrediente— hasta las tensiones relacionadas con el agua en su cadena de suministro y los riesgos para la salud de sus trabajadores en todas sus plantas. 

El valor del agua 

Las empresas aplican cada vez más esta perspectiva más amplia para evaluar el costo del agua, de acuerdo con CDP, ya que se enfrentan tanto a la presión de los inversores como al estrés en sus operaciones por el clima extremo y la escasez de agua. 

Una encuesta de CDP descubrió que, en 2021, 269 empresas utilizaban alguna forma de precio interno para el agua, en comparación con 53 en 2017. Y el número de compañías que revelan datos relacionados con el agua a CDP se dispararon de 176 en 2010, a más de 3 mil 300 empresas. 

“Cuando las compañías despliegan un precio interno para el agua, eso refleja los costos tradicionales de los que son responsables de pagar”, dice Lamb. “Pero, en algunos casos, lo que vemos son compañías que incluyen externalidades adicionales: los costos que se evitan al mejorar la biodiversidad, por ejemplo”, menciona.

Este tipo de planes empresariales son un intento de intervenir donde muchos gobiernos han fracasado, al no regular el agua de forma que se tengan en cuenta las presiones sobre los suministros. En las zonas con escasez de agua, suelen ser los hogares —sobre todo los pobres— los que pagan tarifas elevadas por el agua, dejando a las empresas con facturas más bajas, señala Lamb.

Arca continental, Heineken y Danone se comprometieron con el cuidado del agua.

Tanto las organizaciones sin fines de lucro como las empresas están desarrollando metodologías para evaluar el valor de los proyectos de administración del agua. 

Por ejemplo, Diageo utiliza el sistema de contabilidad volumétrica de beneficios del agua del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés). El grupo estadunidense de servicios de limpieza Ecolab ofrece una herramienta en línea sobre el agua, que permite a las empresas comparar los resultados de sus instalaciones con los de sus rivales. Por su parte, Nestlé, el productor de alimentos más grande del mundo, utiliza un índice interno de estrés hídrico para evaluar los riesgos en sus instalaciones, a la vez que trata de impulsar el ahorro de agua. Prometió un nuevo plan de acción para finales de 2022, basado en el principio de que “el acceso al agua potable tiene prioridad sobre las actividades de la compañía”. 

El grupo industrial Air Liquide utiliza un precio interno del agua al que las divisiones de la empresa pueden venderse entre sí.

Pero no existe un mecanismo global de fijación de precios del agua comparable a los créditos de carbono, lo que significa que la contabilidad del agua sigue siendo “un arte más que una ciencia exacta”, dice Lamb.

Reutilización y reciclaje 

A diferencia de los créditos de carbono, los valores del agua difieren significativamente de un país a otro. Los 43 sitios de Diageo, identificados como zonas con estrés hídrico, se agrupan en el África subsahariana y en India, con un número menor en Centro y Sudamérica, Turquía e Indonesia. “Las externalidades tienen que expresarse a nivel local”, menciona Lamb.

Pero a pesar de estas variaciones, las iniciativas internas tienen efectos concretos. Los objetivos de Diageo condujeron a la instalación de centros de reutilización y reciclado de agua en muchas de sus plantas, algo que le permitió reutilizar o reciclar 6.5 por ciento de sus extracciones totales de agua el año pasado. También permitieron el financiamiento de proyectos fuera de las propias instalaciones de la compañía, como el desazolve de estanques de almacenamiento de agua cerca de su planta de Maharashtra, en India. 

Estas iniciativas no disminuyen la necesidad de inversión y regulación por parte de los gobiernos, subraya Lamb. Además, la continua reevaluación de los costos del agua plantea a las empresas una pregunta más importante sobre “el impacto del aumento de los costos de los bienes y servicios: ¿quién paga?”, señala. “¿Las compañías trasladan esos costos a sus clientes? y, si es así, ¿sus clientes están dispuestos a pagar?”

“En los alimentos, las bebidas y la ropa, es donde las cosas empiezan a ser un poco más delicadas”. Las acciones de las empresas, como el cabildeo para que se aumenten las tarifas del agua, pueden poner en conflicto las divisiones de sustentabilidad de las empresas con sus equipos comerciales”, dice. 

Algunos de los avances que se han logrado hasta ahora han sido el resultado de poner de relieve el peligro que representa para las empresas el deterioro de las condiciones ecológicas, incluido el riesgo de ser propietarios de “activos varados” cuando la escasez de agua hace inviables los sitios. 

Alexander, de Diageo, sostiene que “está absolutamente en nuestro propio interés mejorar la resiliencia al clima”. 

Sin embargo, los intereses de los ecosistemas y de las empresas no siempre coinciden en el camino. “El agua embotellada es un producto obvio sobre el que muchos cuestionan con razón, el papel que tiene en una sociedad sustentable”, dice Lamb. “Uno también tendría que considerar el futuro de otras materias primas como el agua azucarada que se embotella y se vende”. 

Lamb sugiere que llegó el momento de “considerar el futuro” de estos productos. “Para lograr un mundo sustentable y con seguridad hídrica, inevitablemente habrá productos que dejarán de existir…. Está en manos de las empresas, si quieren seguir siendo miembros activos de una sociedad sustentable…. deben empezar a innovar ahora”. 

La crisis del agua será uno de los temas prioritarios de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27), que se realiza en Egipto esta semana.

Fuente: Milenio

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