COP29: qué pasa con el borrador del ‘Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG)’

COP29: para cumplir los objetivos de reducción de emisiones, es indispensable que los países en desarrollo que abandonen los combustibles fósiles, se abstengan de desarrollar los hidrocarburos y apliquen soluciones de energías renovables en todos los sectores de sus economías.

Sin embargo, estos países a menudo no disponen de financiación propia ni son tan atractivos como destinos de inversión como los países desarrollados, que tienen mejor acceso a financiación. Para salvar esa brecha y ayudar a los países en desarrollo a descarbonizarse y protegerse de futuros daños, se necesita financiación climática, una solución que ha pasado a ocupar un lugar destacado en la agenda climática de la COP29.

Pero, ¿qué es exactamente el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG) y por qué es importante?

COP29: el nuevo objetivo colectivo cuantificado es un elemento clave del Acuerdo de París, adoptado en 2015 para reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático. En concreto, el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG) pretende establecer un nuevo objetivo financiero para apoyar a los países en desarrollo en sus acciones climáticas.

Actualmente se está negociando el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG) y se espera que este proceso concluya antes de 2025. Esto definirá la escala de recursos financieros que los países desarrollados deben movilizar después de 2025, reflejando la evolución de las necesidades y prioridades de los países en desarrollo en el contexto del cambio climático.

Esta mañana se han presentado los borradores de los textos para un acuerdo sobre un nuevo objetivo de financiación climática, la mitigación del cambio climático y el Artículo 6 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29).

En las etapas finales de la COP29, el borrador del texto tiene una opción que reconoce correctamente que se necesitan billones de dólares estadounidenses (trillones en inglés), pero el hecho de que no haya una cifra especificada para el objetivo de financiación climática es un insulto a los millones de personas que están sufriendo los peores impactos de la crisis climática.

Estamos en el momento decisivo. ¿Cuánto importan realmente las vidas y nuestra seguridad climática? Los países del sur global necesitan urgentemente apoyo y las y los negociadores deben aportar ahora una motivación extra para superar sus diferencias finales y ofrecer un resultado que refleje la escala de la crisis.

Tres años de negociaciones e innumerables reuniones y, sin embargo, en medio de los crecientes impactos climáticos y las temperaturas subiendo sin parar, el borrador presenta dos opciones muy diferentes: una que podría desbloquear billones en financiación, frente a otra que puede permitir a los países del norte global eludir sus responsabilidades, escondiéndose tras el sector privado y los países del sur global.

Los países del norte global parecen haber llegado a Bakú con un plan y lo están desplegando: conseguir un gran objetivo llamativo que abarque todos los flujos financieros, incluidos los del sector privado y los países del sur global, para distraer la atención de sus miserables ofertas de financiación pública. Se necesitan billones, no miles de millones, en financiación climática pública para salvar vidas, para apoyar a los países del sur global con los crecientes impactos climáticos y para cumplir con los planes climáticos hasta 2035. Esto debe ser la prioridad y la pieza central del Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG).

Por otra parte, acabamos de ser testigos de un cambio importante en Bakú: el borrador incluye un apoyo claro a pasar la factura de los daños climáticos a las empresas de combustibles fósiles y a otras grandes industrias contaminantes. El borrador reconoce la necesidad de hacer que los contaminadores paguen e insistimos a los países para que apoyen que esta fuente vital de financiación climática pública de los países del norte global se incluya en el acuerdo final de la COP29.

Repsol, la más contaminante del IBEX35

Este reconocimiento en la COP29 muestra que el impuesto a las energéticas, tan criticado por Repsol, debe ser aprobado como permanente, y  reformado para que tenga una repercusión mayor en los combustibles fósiles y dirigirse a acción climática, como forma de poner en práctica el principio de justicia climática y de que quien contamina paga. Empresas como Repsol, la más contaminante del IBEX35, debe pagar, mediante impuestos específicos y permanentes, por los daños como los acaecidos recientemente en el Mediterráneo. Además, el Gobierno debería tener un plan para revisar y eliminar de manera justa las subvenciones fósiles. La realidad hoy es que las empresas fósiles no pagan por los daños derivados del cambio climático y además reciben miles de millones de dinero público en subvenciones directas e indirectas.

También se ha presentado el borrador del texto para mitigación, que se estancó en las negociaciones técnicas la semana pasada. Es indignante. Este borrador sobre mitigación no menciona los combustibles fósiles. Reconoce la urgencia, pero no logran ponerse de acuerdo sobre las acciones necesarias, a pesar de que muchos países están pidiendo que se avance rápidamente en la eliminación gradual de los combustibles fósiles.

Las y los negociadores deben volver a trabajar para acordar que los planes climáticos nacionales incluyan pasos y medidas concretas que respondan al compromiso de abandonar los combustibles fósiles, con una drástica disminución en esta década, tanto para la producción como para el consumo de carbón, petróleo y gas. Es urgente y necesario para poder lograr el objetivo del 1,5 °C y evitar los peores impactos del cambio climático.

No existen mercados voluntarios de carbono de alta integridad, por lo que nos alarma ver que esto se incluye en el texto de la NCQG. Está claro que muy pocos de los créditos de carbono emitidos hasta ahora constituyen reducciones reales de emisiones. Permitir una mayor destrucción del clima no es un camino hacia la financiación climática. Es dar créditos a los contaminadores para que sigan haciendo las cosas como siempre. Los mercados de carbono son un medio para que los países del norte global escapen de sus obligaciones de financiación climática; al contrario: deberíamos hacer que los contaminadores paguen la financiación climática.

Si analizamos el borrador del Artículo 6, está claro que lo que temíamos se está convirtiendo en realidad: la COP29 corre el riesgo de convertirse en “La COP de compensaciones de emisiones”. Si se aprueba, tendremos un mecanismo de mercados de carbono aprobado por la ONU que socava el objetivo del Acuerdo de París, proporcionando un salvavidas a la industria de los combustibles fósiles al permitir la compensación de emisiones.

Fuente: Ecoticias

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